El domingo decidimos ir a visitar una isla más pequeña que se encontraba al este de
Gamla Stan llamada
Skeppsholmen. La habíamos visto un par de veces en la guía y teníamos curiosidad.
Así que desde la estación central cogimos un autobús hacia la entrada a la isla. Al llegar nos detuvimos unos instantes a admirar la vista que desde allí había del palacio real:
F1: La vista del palacio real era preciosa (por la
inclinación se sabe que fue hecha con el trípode). y los primeros edificios de
Skeppsholmen:
F3: Curioso el edificio, ¿verdad? En Skeppsholmen se encuentran el museo de arte moderno (Moderna Museet) y el museo de arquitectura (Arkitekturmuseet); los cuales por falta de tiempo no pudimos visitar. Sin embargo, en la puerta del Moderna Museet había algunas estatuas bastante curiosas, como podéis ver a continuación:
F3: En algunos casos, la perspectiva lo es todo. F4: Por fin sabemos qué fue de Curro después de la Expo:
Creció, evolucionó y se hizo estatua de arte moderno.
Al llegar al final de esta isla hay un puente que da acceso a otra isla aún más pequeña. Esta isla es muy bonita, con muchos árboles y parecía no ser demasiado visitada por turistas. Aquí había gente que tenía su vivienda (lo cual tiene q ser una jodienda a la hora de ir a trabajar ya que el único acceso a la isla en coche es a través del puente que atravesamos y de Skeppsholmen). El nombre de esta isla (Kastellholmen) viene de un castillete que hay en lo alto de una colina de la misma:
F5: Una vista del castillete con Sole mejorando el paisaje.
Tras echar un vistazo al castillo, y dado que parecía que no se podía visitar, volvimos a Skeppsholmen. Allí se podía coger un ferri que llevaba a diversos lugares de la ciudad. El viaje en el mismo venía incluído en la tarjeta de transportes que compramos al llegar, así que nos montamos en el primero que vino sin importarnos a dónde se dirigía ya que lo único que queríamos era probar el paseo en barco en los canales de Estocolmo. Aquí unas fotos del viaje:
F6: Había muchos barcos chulos en los canales y vimos
unos pocos en el viaje.
F7: Javi: ¡Joder, qué frío!
Sole: ¡Aguanta cariño!
F8: Una vista muy bonita de Gamla Stan desde el ferri. El ferri nos llevó hasta el puente que conectaba Gamla Stan con Södermalm, una isla muy grande al sur de la Ciudad Vieja. Esta isla tenía una colina enorme de pendiente muy pronunciada de modo que originariamente la parte superior de la isla quedaba bastante inaccesible. Para solucionarlo, a principios del siglo XX construyeron un ascensor que comunicaba la parte baja con la alta. Este ascensor fue remodelado varias décadas después y éste es el que se conserva. Actualmente subir en el ascensor cuesta 10 Coronas, aproximadamente un Euro, pero es la mejor forma de subir si no quieres lidiar con montones de escaleras. Una vez arriba, te encuentras una pasarela para acceder ya a la ciudad desde la cual había unas vistas bastante bonitas.
F9: Una vista preciosa (y detrás la ciudad). Una vez arriba, dimos un pequeño paseo por la zona y nos dipusimos a bajar (esta vez por las escaleras) para ir al palacio real en
Gamla Stan, ya que dentro de poco se iba a producir el cambio de guardia y queríamos verlo; además queríamos dar una vuelta por las tiendecitas de recuerdos.
Una vez en el palacio real y tras una breve espera, comenzó el cambio de guardia. Es bastante bonito y los soldados iban muy coordinados (aunque se notaba que parte de la ceremonia era de pega, porque había momentos en los que se suponía que unos soldados se retiraban y lo que hacían era esconderse detrás de unas enormes columnas que había al fondo del recinto). Una vez terminada la ceremonia, y aprovechando que la banda de música estaba allí, nos mostraron varias señales sonoras que se empleaban antiguamente en el campo de batalla para dirigir la estrategia. He aquí una de estas:
V1: Suponemos que será la señal de victoria, tan
artística ella (el del bombo, aunque no se ve muy
bien, es impresionante).
No pudimos terminar de grabar la actuación ya que nos quedamos sin memoria en la tarjeta (1GB en un fin de semana). Bueno, después de ésta tan vistosa nos mostraron otras señales mucho más sobrias y más lógicas en un campo de batalla.
Tras ver el cambio de guardia nos fuimos a comer y despues nos compramos un recuerdo (un Dala Horse) y, para terminar de gastar las coronas, un libro de Star Wars en inglés (:P). Ya sin tiempo para más, nos dirigimos a la estación central para coger el autobús que nos llevaría al aeropuerto y de vuelta a Berlin.
PD: En la entrada de Skansen se nos olvidó poner un video. En él hay gente bailando canciones de navidad típicas suecas:
V2: Aquí, o bailan así o se mueren de frío.